Page 601 - Anatema - Neal Stephenson
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no resultaba demasiado interesante, ya que, después de
algunos miles de años de ocupación humana, no había
paisaje sin ellas.
Dimos vueltas hasta llegar a un punto desde el que
podíamos ver Samble desde arriba y saludar a nuestros
amigos. El servicio del arca no daba señales de terminar.
Habíamos dado por supuesto que poco después de que
partiésemos, los vehículos nos darían alcance. Es decir,
que sólo caminábamos para hacer ejercicio, no para llegar
hasta arriba. Pero daba la impresión de que llegaríamos
antes que los vehículos. Lo que, por alguna razón,
despertó nuestros instintos competitivos y nos hizo andar
más rápido. Encontramos un atajo empleado por otros
caminantes y nos evitamos toda una vuelta a la montaña
trepando por la ladera unos cien pies.
—¿Conocías a fra Paphlagon? —le pregunté a Criscan
cuando nos detuvimos al final del atajo para beber agua y
maravillarnos de nuestros avances. La vista valía algunos
minutos.
—Yo era su fille —dijo Criscan—. ¿Tú lo eras de Orolo?
Asentí.
—¿Sabes que Orolo era fille de Paphlagon antes de que
Paphlagon recorriese el laberinto? —le pregunté.
Fra Criscan no dijo nada. Porque Paphlagon nunca había
mencionado a Orolo —ni ningún aspecto de su antigua
vida entre los Dieces—, ya que habría violado la
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