Page 596 - Anatema - Neal Stephenson
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implicaba mantener notas. Cuando te pasas tres horas
cantando la misma nota, algo le sucede a tu cerebro. Y
todavía más cuando se ajusta oscilatoriamente a los que te
rodean, y cuando colectivamente las cuerdas vocales se
ajustan a los armónicos naturales de la Seo (por no
mencionar a los miles de barriles apilados contra las
paredes). En serio, creo que la vibración física del cerebro
provocada por las ondas sonoras realiza cambios en el
funcionamiento de tu mente. Y si fuese un viejo Milésimo
de rostro arrugado, no un Diece de diecinueve años,
tendría la osadía de afirmar que, cuando tu cerebro está en
ese estado, puede pensar cosas que no podría pensar de
otra forma. Que es mi modo de decir que no pensaba que
fra Jad se hubiese pasado la noche cantando simplemente
porque le gustase la música. Hacía algo.
Dejé en paz a fra Jad y fui a dar un paseo mientras salía
el sol. Los movimientos y silbidos en el comedor me
indicaron que el personal del retiro estaba preparando el
desayuno, así que fui a la celda y me puse el disfraz de
extra para ir a ayudar. En algunos aspectos es posible que
extramuros estuviese indefenso, pero sabía cocinar. Fra
Jad y los demás fueron llegando, uno a uno, e intentaron
ayudar hasta que los echaron y les ordenaron comer.
Además de los cuatro que habían cenado con nosotros,
tres monjes más se unieron al desayuno, incluido uno muy
mayor que quería hablar con fra Jad a pesar de ser bastante
duro de oído. El resto de los avotos le dejaron en paz. Esos
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