Page 614 - Anatema - Neal Stephenson
P. 614
tentados. Pero teníamos muchas cosas en la cabeza. Así
que buscamos señales de ocupación. La más evidente era
el telescopio reflector que se alzaba sobre un plinto alto
que en su día había sostenido una torre de antena. Lo
visitamos primero. El telescopio parecía un proyecto
artístico que Cord o uno de sus amigos hubiese montado
en el taller con restos metálicos. Pero mirando en su
interior vimos el espejo pulido a mano, de más de doce
pulgadas de diámetro, de aspecto perfecto, al que
supuestamente habían conectado un eje polar fabricado a
partir de motores, engranajes y cojinetes conseguidos
cualquiera sabía dónde. Desde allí nos resultó fácil seguir
el rastro de pruebas por la plataforma hasta una escalera
exterior que conducía a una plataforma inferior del lado
sureste del complejo. La habían equipado con una rejilla
para cocinar carne, polisillas y una polimesa impermeable,
y una enorme sombrilla. Una policaja contenía juguetes
infantiles guardados con una precisión muy poco infantil,
como si los niños anduviesen por allí a menudo pero no
todos los días. Una puerta conectaba ese patio con una
conejera de pequeñas habitaciones, poco más que
armarios de equipo, convertidas en un hogar. Quien
viviese allí no era Orolo. A juzgar por los fototipos de las
paredes, era un hombre mayor con una esposa algo joven
y al menos dos generaciones de descendientes. Los ikonos
eran casi tan numerosos como las instantáneas, así que
evidentemente se trataba de una familia de deólatras.
614

