Page 618 - Anatema - Neal Stephenson
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apartó  tanto  del  sendero  que  habían  estado  siguiendo


          nuestras  mentes  que  no  tenía  sentido  volver  a  él  de

          inmediato.

            Simplemente: un hombre entró por la puerta de la celda


          y  Lio  le  derribó.  Lio  estaba  sentado  sobre  el  pecho  del

          hombre y examinaba, con gran fascinación, un arma de

          proyectiles que acababa de sacar de una cartuchera que el


          otro llevaba en el muslo.

            —¿Tienes cuchillos o algo así? —preguntó Lio, y  miró

          hacia la puerta. Venía más gente. Barb el primero.


            —¡Levántate! —gritó el hombre. Nos llevó un momento

          darnos cuenta de que hablaba en orto—. ¡Devuélveme eso!


          —Nos  dimos  cuenta  de  que  era  muy  mayor,  aunque

          cuando había entrado por la puerta se movía con el vigor

          de un joven.


            —Estemard  lleva  pistola  —anunció  Barb—.  Es  una

          tradición local. Nadie lo considera una amenaza.


            —Bien,  entonces  estoy  seguro  de  que  Estemard  no  se

          sentirá amenazado si yo llevo ésta —dijo Lio. Se levantó

          del pecho de Estemard y se puso en pie, con la pistola en


          la mano, apuntando al techo.

            —Hoy no hay nada para vosotros —dijo Estemard—. Y

          en cuanto al arma, será mejor que me dispares o me la


          devuelvas.

            Lio ni siquiera consideró la idea de devolvérsela.

            Bien,  durante  toda  la  escena  yo  había  estado  tan


          conmocionado,  y  luego  tan  confuso,  que  había



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