Page 115 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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Por la tarde había la terapia ocupacional. Se iluminaba la
pantalla de televisión de cada celda y el paciente introducía
sus manos en el cuadrado de sombras de la pantalla. Veía
en tres dimensiones y palpaba los objetos y herramientas
emitidos. Cortaba uniformes hospitalarios, los cosía,
manufacturaba utensilios de cocina y preparaba alimentos.
Aunque en realidad no tocaba nada, sus movimientos eran
transmitidos a los talleres en los que se realizaba el trabajo
por control remoto. Tras una corta hora de este descanso,
regresaba de nuevo la oscuridad y el silencio.
Pero de vez en cuando... en una o dos ocasiones a la semana
(o quizás en una o dos ocasiones al año), se oía el apagado
restallar de una explosión distante. La conclusión era lo
bastante sorprendente como para distraer a Foyle del
horno de venganza que alimentaba durante los silencios.
Susurró preguntas a las invisibles figuras que lo rodeaban
en Aseos.
—¿Qué son esas explosiones?
—¿Explosiones?
—Restallidos. Los oigo muy a lo lejos, yo.
—Son Jaunteos Infernales.
—¿Qué?
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