Page 163 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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Foyle  se  estremeció  bajo  la  aguja  pero,  aún  asido  por  la

           abrazadera de su idea fija, se vio obligado a repetir:



           —No lo sé, Sara. Pregúnteselo a Jiz.



           —Si quiere un trato honesto, haga una propuesta honesta

           —le dijo irritado Quatt—. No vaya merodeando como un


           maldito  tigre  tatuado  pensando  cómo  saltar.  Somos  los

           únicos amigos que tiene. No trate de hacernos trampas...



           Fue interrumpido por un grito arrancado de los labios de

           Foyle.



           —No se mueva —dijo Baker con voz abstraída—. Cuando

           mueve la cara, no puedo controlar la aguja.



           Miró  dura  y  largamente  a  Jisbella.  Los  labios  de  ella


           temblaron.  Repentinamente,  abrió  su  bolso  y  sacó  dos

           billetes de quinientos créditos. Los dejó caer al lado de la

           botella de ácido.



           —Esperaremos fuera —dijo.



           Se desmayó en el pasillo. Quatt la llevó hasta un sillón y


           encontró una enfermera que la revivió. Comenzó a llorar

           tan  violentamente  que  Quatt  se  asustó.  Despidió  a  la

           enfermera y esperó hasta que los sollozos se calmaron.









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