Page 168 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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más que podredumbre. Será una curiosidad para tu zoo,
Baker; ¡desearía habértelo cedido!
Se abrió la puerta del quirófano y dos enfermeros sacaron
una camilla sobre la que yacía Foyle, estremeciéndose
ligeramente. Toda su cabeza era una masa de vendajes.
—¿Está consciente? —preguntó Quatt a Baker.
—Déjemelo a mí —estalló Jisbella—. Yo hablaré con este
hijo de puta... ¡Foyle!
Foyle respondió débilmente a través de la máscara de
vendajes. Mientras Jisbella tomaba una furiosa bocanada
de aire para iniciar su ataque, desapareció una pared del
hospital y se oyó el restallar de un trueno que los derribó
por el suelo. Todo el edificio se agitó por repetidas
explosiones, y a través de las aberturas en las paredes
comenzaron a jauntear hombres uniformados procedentes
del exterior, como piezas de ajedrez moviéndose en un
tablero.
—¡Incursión! —gritó Baker—. |Incursión!
—¡Cristo Jesús! —se agitó Quatt.
Los hombres uniformados estaban hormigueando por el
edificio, gritando:
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