Page 64 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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La  operadora  se  atareó  y  al  final  logró  línea  con  la

           Dagenham  Couriers,  Inc.  Ésta  era  una  organización,

           valorada  en  un  centenar  de  millones  de  créditos,  de

           empleados jaunteadores que se garantizaba que realizaban


           cualquier servicio, público o confidencial, para cualquier

           cliente. Su tarifa era un crédito por kilómetro. Dagenham

           garantizaba el que uno de sus correos podía dar la vuelta

           al mundo en ochenta minutos.




           Ochenta segundos después de la llamada de Presteign un

           correo de Dagenham apareció en la plataforma privada de

           jaunteo situada fuera de la mansión, y fue identificado y

           admitido  a  través  del  laberinto  a  prueba  de  jaunteos


           situado tras la entrada. Como cada uno de los miembros de

           la plantilla de Dagenham, era un jaunteador de clase M,

           capaz  de  teleportarse  un  millar  de  kilómetros  por  salto,

           indefinidamente,  y  familiarizado  con  millares  de


           coordenadas  de  jaunteo.  Era  además  un  especialista  en

           trapacerías  y  marrullerías,  entrenado  hasta  lograr  la

           incisiva eficiencia y arrojo que caracterizaba a los Correos


           de Dagenham y que reflejaba la falta de escrúpulos de su

           fundador.



           —¿Presteign? —dijo, sin perder tiempo en protocolos.



           —Quiero alquilar a Dagenham.






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