Page 67 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—No lo bastante para Piros.



           —Lo siento, señor; pero no acabo de...



           —No, usted no lo comprende, pero Sheffield lo entenderá.

           Dígale tan solo: Piros, y el montante de sus honorarios.



           —¿Qué serán...?



           —Un cuarto de millón de entrada y un cuarto de millón

           garantizado contra el diez por ciento de la cantidad total


           arriesgada.


           —¿Qué es lo que se espera del señor Sheffield?




           —El  preparar  todos  los  trucos  legales  conocidos  para

           raptar a un hombre y retenerlo contra el ejército, la marina

           y la policía.



           —Bien. ¿Quién será el hombre?



           —Gulliver Foyle.



           El  pasante  murmuró  rápidas  notas  en  una  perla

           memorizadora, se la colocó en el oído, escuchó, asintió y


           partió. Presteign abandonó el estudio y ascendió por las

           lujosas escaleras hasta el aposento de su hija para ofrecerle

           su saludo matutino.









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