Page 101 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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—Dígale  que  vaya  despacio,  señor.  —Morbius  rió  e

         impartió órdenes al Robot, en el mismo tono que si se tratara

         de un viejo sirviente de familia.

                Todo resultaba tan sencillo y corriente, y por lo mismo


         más absurdo.

                —Hasta  pronto,  doctor  —saludó  Adams  y  Morbius

         respondió—:  Cuanto  más  pronto,  mejor  —y  luego  tuvo

         unas palabras para mí—. Por favor, no pierda ocasión de


         visitarnos, Mayor Ostrow. Para decirle la verdad, todavía

         añoro la conversación con personas de espíritu tan selecto

         como el suyo…


                No me dió tiempo a contestarle, sino que se hizo atrás y

         dijo:

                —Listo,  Robby  —y  partimos,  esta  vez  a  la  decorosa


         velocidad de treinta y cinco millas por hora.

                Adams, desde su asiento, miraba directamente al frente,

         pero Farman y yo nos volvimos para mirar atrás. Morbius

         seguía  parado  donde  lo  dejáramos,  al  costado  del  patio,


         haciéndose sombra con la mano mientras nos veía alejarnos.

         En la ventana abierta se hallaba Altaira. Farman se puso de

         pie y la saludó con la mano, a lo que ella respondió en la

         misma forma.


                —¡Farman! —rugió Adams—. ¡Siéntese!

                Y  en  ese  momento  llegamos  a  la  curva  del  camino,

         encaminándonos  al  grupo  de  árboles  raros  otra  vez.  Las





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