Page 182 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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pozo. Solté la capota y ésta se corrió hacia atrás.

                Y los contemplé mientras sus ojos, enturbiados por el

         contraste  de  lo  que  veían,  se  iban  aclarando  lentamente.

         Aclarándose  sólo  para  fijarse  otra  vez,  en  absorta,  pero


         medio rechazada admiración.

                Miraron la boca de este primer vasto pozo y luego hacia

         abajo,  dentro  de  él.  Después,  miraron  el  segundo,  por

         encima  del  delgado  puente  que  atravesaba  el  abismo,  al


         parecer infinito. Y por todas partes, arriba abajo y enfrente,

         sus  ojos  no  hallaron  otra  cosa  que  aquella  interminable,

         monstruosa y bella monotonía. La casi infinita repetición de


         las  unidades,  encerradas  en  sus  fulgurantes  vainas

         metálicas, de lado a lado, de pie a cabeza, tan lejos o más de

         lo que ojo humano alguno podría alcanzar…


                Y  cada  unidad  con  su  resplandeciente  relai,

         parpadeando en un continuo encender y apagar una luz de

         intensidad  siempre  cambiante  y,  no  obstante,  siempre  la

         misma…


                Estiré el brazo, más allá de Adams, y abrí la puerta del

         coche.  Me  miró  con  sobresalto,  casi  como  si  lo  hubiera

         despertado de un sueño. No dijimos nada. Descendió y se

         quedó parado en la plataforma, junto al monorriel. Yo lo


         seguí y Ostrow bajó, casi pisándome los talones.

                Ninguno  de  nosotros  habló,  todavía.  Abrí  la  marcha

         hasta  el  puente.  Nos  paramos  en  el  medio  y  ellos  se





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