Page 235 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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salía, oí la débil voz metálica de Adams. Cerré la puerta y

         me encaminé al aposento de Morbius. A su entrada estaba

         Robby, inmóvil, pero con el destello único, en señal de que

         permanecía en actividad.


                Morbius continuaba sentado como yo lo dejara. Movió

         los  ojos  al  verme  y  sonrió  contento.  Entré  y  le  hablé,

         preguntándole:

                —¿Se siente bien, doctor Morbius? —y él asintió, más


         parecido  a  un  Buda  barbudo  que  nunca.  Pudo  haber

         hablado, yo lo sabía, pero simplemente no vió la necesidad.

                Una vez en el corredor, de nuevo, miré mi reloj. Calculé


         que sería bastante más allá del alba cuando saliera de su

         euforia. Emprendí el regreso a la sala y sólo había andado

         un trecho por el pasillo, cuando una idea me hizo detener,


         quedándome clavado en el sitio…

                Fué  uno  de  esos  pensamientos  que  se  presentan

         completos,  tan  rápidos  y  luminosos  como  un  relámpago.

         Me asustó, pero era tan excitante y tan evidentemente justo,


         que me convencí de que derrotaría mi temor…

                Volví a consultar mi reloj. Tenía por lo menos cuatro

         horas, y eso era lo suficiente. Todo lo que tenía que hacer

         era sacar a Altaira del medio, mandándola a dormir. Luego,


         podía llevar adelante mi proyecto.

                Decidí dejar la contingencia librada a sí misma, por el

         momento, y continué hacia el salón. Altaira había terminado





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