Page 233 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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vez duele. Y da un poco de miedo….

                De nuevo había en su rostro algo de la criatura, mientras

         me miraba con sus ojos azules imperturbables.

                —¿Conocen todos ese sentimiento? —preguntó—. ¿Lo


         conoce usted?

                —La gente feliz lo conoce, Altaira. Yo también. Quizás

         demasiado bien —le contesté. Tuve una fugaz sensación de

         asombro, causada por tener que hablarle de Carolina a esa


         criatura—.  Pero  mi  razón  para  que  yo  experimentara  ese

         sentimiento, bueno… ya no pertenece al mundo de los vivos

         —concluí.


                No  creo  haber  hecho  la  afirmación  con  nostalgia;  me

         parece  haberlo  dicho  con  toda  naturalidad.  Pero  los  ojos

         azules se llenaron repentinamente de piedad e, inclinándose


         hacia adelante, ella puso por un instante su mano sobre la

         mía, que estaba apoyada en el descansabrazos de la butaca.

                —Lo lamento tanto… tanto… —dijo.

                Yo me quedé estudiándola, sin decir nada. Me pregunté


         si John Justin Adams se la merecía, y llegué a conclusión de

         que sí.

                —En  retribución,  permítame  decirle  que  usted  me

         gusta. Mucho. De verdad.


                Le  sonreí  y  recién  entonces  pensé  en  algo  que  debía

         habérseme ocurrido mucho antes.

                Llevé mi mano al cinturón de Adams y busqué el botón





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