Page 232 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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por un resorte, llevándose una mano a la boca y con los ojos
ensombrecidos de terror.
—¡Oh! —exclamó—. ¿Cree usted… supone… que
podría ser culpa mía? ¿Porque… porque yo no deseo estar
más aquí? ¿Porque me quiero ir con John?
Rápidamente le dije:
—Desde luego, que no. Si fuera culpa suya, usted sería
la que… la que andaría en dificultades. ¿No se da cuenta de
eso, criatura? —Me pregunté si decía la verdad o no. Pensé
que a lo mejor la estaba diciendo.
Sea como fuere, causó efecto. La mirada de horror
desapareció de su carita y, de pronto, dijo:
—Creo que usted es bueno. Me… me gusta usted. Siente
lo mismo que papá… pero no exactamente lo mismo.
No comenté nada, pero le sonreí. Me sentía, tal vez
tontamente, extraordinariamente orgulloso.
Luego, en un tono enteramente distinto, ella inquirió:
—Usted… usted es amigo de John, ¿no es cierto? —
cuando yo asentí con la cabeza, continuó—: ¿Así que usted
comprende? ¿Lo… lo que nos ha pasado a nosotros? ¿A
John y a mí?
—Sí, Altaira. Lo comprendo —respondí.
Ella dijo:
—Es tan… tan extraño. Ya no me pertenezco más. Ni
pertenezco a papá. No lo comprendo. Es hermoso, pero a la
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