Page 243 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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rocas hasta las que el doctor y yo habíamos caminado un

         par de veces.

                Esa  era  la  esencia  del  asunto.  Porque  Robby  “había”

         entregado  la  mercadería,  y  sin  que  nadie  supiera.  Y  el


         cocinero  se  había  deslizado  a  través  del  cerco  defensivo,

         cuando  éste  fué  desconectado  para  que  el  doctor  y  yo

         pasáramos con el tractor.

                Miré al individuo. Todavía podría haberme reído, pero


         ahora  no  me  sentía  solamente  burlado.  Estaba  furioso.

         Cuando pensé lo que había sucedido mientras este estúpido

         se  embriagaba  hasta  quedar  atontado,  trescientas  yardas


         más allá, lo hubiera estrangulado.

                Pero no lo hice. Le apliqué la sanción más severa para

         esa falta. Y le dije al contramaestre que se lo llevara y no lo


         perdiera de vista, jamás.

                Di otra vuelta por afuera, y conversé con Jerry por un

         instante.  Luego,  volví  y  reinicié  la  tarea  de  reunir  las

         pertenencias de Alonso.


                Cuando todo estuvo en mi caja fuerte, mande buscar al

         contramaestre y fijé la hora del sepelio para las siete de la

         mañana. Eso le daría tiempo para que un pelotón de castigo

         cavara una fosa en cuanto hubiera luz diurna.


                Me tenía muy afectado lo de Quinn. Lo peor de todo me

         parecía  ser  el  hecho  de  que  no  hubiera  podido  ver  las

         instalaciones subterráneas de los Krell. Eso me mortificaba.





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