Page 68 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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Adams.
—¿Por qué no podría serlo? —interrogó Adams—.
Obedece órdenes.
Morbius suspiró.
—Permítame demostrarle, comandante —dijo en tono
fatigado—. Robby, abre la ventana.
La gran figura de metal pasó junto a la mesa y se
encaminó a la ventana existente en esta sección del salón.
Oprimió un botón en el marco y el cristal se deslizó hacia
abajo, dentro del alféizar.
—Ven aquí, Robby —llamó Morbius, y una vez que el
Robot estuvo a su lado, se volvió hacia Adams—. ¿Quiere
prestarme esa formidable arma que lleva en la cintura,
comandante?
Adams extrajo la pistola reglamentaria de su cartuchera
y se la alcanzó a través de la mesa, con la culata hacia
adelante. Vi que Farman, sin tomarse la molestia de ocultar
el movimiento, llevaba su mano a la empuñadura de la
suya.
Morbius entregó el arma de Adams al Robot y una
especie de garra, que no había notado antes, surgió de
dentro del brazo metálico y aferró la pistola.
—Apunta esto —le dijo Morbius—, a aquella rama de la
derecha.
Señaló a la ventana, al otro lado de la cual un arbusto
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