Page 65 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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semidividido del resto del gran salón por un tabique de
bloques plásticos transparentes. La comida, como el vino,
fué deliciosa e igualmente diferente de cuanto yo había
probado jamás. Pero no le presté en realidad la atención que
merecía; me preocupaba demasiado el tener conciencia de
lo extraño de todo lo demás. De hallarme en Altair 4; de
estar en esta casa increíble, cortada en la roca; de
asombrarme a causa de este extraordinario individuo,
Morbius, mientras fingía escuchar la conversación de
cumplido que él mantenía con Adams; de tratar de adivinar
de dónde venían las copas de cristal y la porcelana; de que
me sirviera esta excelente comida una máquina de siete pies,
que presumiblemente la había también preparado…
Fué una discusión acerca de la máquina, el Robot (yo
me hallaba a punto de empezar a pensar en la misma como
“él” o “Robby”) lo que me hizo salir de mis cavilaciones.
Porque de pronto oí que Adams decía:
—¿Quiere usted decir que todo lo que hemos comido
era “sintético”, “hecho” por el Ro… por Robby?
La boca de Morbius tembló de nuevo y esta vez estuve
seguro de que reprimía una sonrisa de desprecio.
—Sí, así es —dijo—. Posee, ¿cómo podría explicarle?…
una capacidad de origen para producir sustancias por
síntesis.
Se interrumpió, mirando hacia donde el Robot estaba
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