Page 143 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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cielo, alrededor del Sol. El cielo era azul, y estaba
moteado de nubes altas y algodonosas; pero tenía
una textura extraña, una mezcla de colores que al
principio achaqué a las gafas que todavía llevaba.
Nebogipfel se volvió hacia mí. Golpeó con el pie
en la base de la plataforma, y surgió un objeto que
no pude reconocer de inmediato. Era un tazón con
un palo que le salía del centro. Sólo cuando
Nebogipfel lo sostuvo sobre su cabeza lo reconocí
como lo que era: un parasol simple, para mantener
su carne descolorida a resguardo del Sol.
Con estos preparativos, salimos a la luz —el
agujero se amplió—, ¡y mi cabeza del siglo XIX se
elevó sobre el césped!
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EN EL INTERIOR
—Bienvenido al Interior —me anunció Nebogipfel,
una figura realmente cómica con su parasol.
El pilar de un cuarto de milla recorrió sus últimas
yardas sin ruido. Me sentí elevado como por un
ilusionista a un escenario. Me quité las gafas, y me
cubrí los ojos con las manos.
La plataforma se detuvo, y sus bordes se
confundieron con el prado de hierba corta que la
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