Page 139 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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lugar como un animal escapado de un zoo que
corriese libre por la ciudad.
No dijo nada; su mirada impasible.
—A menos que tengan la intención de retenerme
como prisionero, o como un espécimen de
laboratorio, no deseo permanecer aquí. Pido que
me den acceso a la Máquina del Tiempo, para que
pueda volver a mi propia época.
—No es usted un prisionero —dijo—. Esa palabra
no tiene traducción en nuestra lengua. Usted es un
ser sensible, y como tal tiene derechos. El único
límite a su comportamiento es que no debe volver
a dañar a otros con sus actos...
—Límite que acepto —dije.
—... y —continuó— que no partirá en su máquina.
—Entonces, no tengo derechos —dije con un
gruñido—. Soy un prisionero aquí... ¡y un
prisionero en el tiempo!
—Aunque la teoría del viaje en el tiempo está
clara, y la estructura dinámica de la máquina es
evidente, todavía no comprendemos los principios
—dijo el Morlock. Supuse que eso significaba que
todavía no entendían el papel de la plattnerita—.
Pero creemos que esa tecnología podría ser de
gran valor para nuestra especie.
—¡Ya lo creo!
Tuve una súbita visión de aquellos Morlocks, con
sus dispositivos mágicos y aterradoras armas,
volviendo en Máquinas del Tiempo al Londres de
1891.
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