Page 256 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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era más que un joven, entendí, atrapado en el
caparazón de un guerrero. Dijo bruscamente:
—Muy bien. Por favor, síganme.
No teníamos demasiadas opciones.
El joven soldado permaneció al lado del
fuerte con la mano en la empuñadura de su
arma mientras subíamos al interior.
—Dígame algo —le dijo Moses al soldado—.
¿Cuál es el propósito del tambor con cadenas
en la parte frontal del vehículo?
—Es un mayal antiminas —dijo el
enmascarado.
—¿Antiminas?
—Las cadenas golpean el suelo a medida que
el Raglan avanza. —Hizo el gesto con sus
manos aunque seguía vigilando a Moses. Era
evidentemente británico; ¡había pensado que
podíamos ser alemanes!—. ¿Ve? Se trata de
hacer estallar las minas enterradas antes de
que lleguemos a ellas.
Moses lo pensó y luego entró tras de mí en el
fuerte.
—Un delicioso uso del ingenio británico —
me dijo—. ¡Mira el grosor del casco! La balas
deben rebotar como gotas de lluvia. Sólo un
cañón podría detener a esta criatura.
La pesada portezuela se cerró a nuestras
espaldas; se ajustó a sus enganches de un
golpe y los cierres de goma se pegaron al
casco.
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