Page 254 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Ahora leía los trozos de texto pintados en
negro sobre el formidable casco.
—«Munición» —leyó—. «Entrada de
combustible.» Es británico o americano. Y de
un futuro lo suficientemente cercano para
que la lengua no haya cambiado mucho.
Oí el roce del metal contra el metal. Vi que
una rueda situada a un lado del fuerte
giraba. Cuando la rueda giró por completo,
una portezuela se abrió —el metal pulido de
su borde brilló contra el metal apagado del
casco— y me pareció que el interior era como
una caverna de acero.
De la abertura cayó una escalera de cuerda.
Un soldado bajó por ella y se dirigió hacia
nosotros. Vestía un traje de lona, cosido
como una sola pieza. Estaba abierto por el
cuello, y pude ver un reborde de ropa caqui.
Llevaba unas espectaculares charreteras
metálicas sobre los hombros y una gorra
negra, con el escudo de un regimiento en la
parte delantera. Portaba una pistola en una
cartuchera que le colgaba por delante; había
una pequeña bolsa justo encima, obviamente
para la munición. Vi que la pistolera estaba
abierta, y la mano enguantada nunca se
apartaba demasiado del arma.
Pero lo más sorprendente era que el rostro
del soldado estaba cubierto por la más
extraordinaria de las máscaras: con gafas
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