Page 305 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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discursos de los políticos y soldados, y las
homilías sobre lo bueno y lo grandioso,
entonces es para ti. —Se bebió un trago de
whisky y sonrió—. ¿Pero qué esperabas?
Después de todo estamos en guerra.
Moses y yo nos cansamos pronto de la
retahíla de noticias sin interés del fonógrafo
y de los sonidos de orquestas ligeras en el
aire, así que apagamos el aparato.
Nos dieron un dormitorio para cada uno.
Había ropa interior limpia para todos —
incluso para el Morlock—, aunque estaba
claro que habían preparado la ropa con
rapidez y no nos sentaba muy bien. Un
soldado raso, un chico de cara delgada
llamado Puttick, se quedaría con nosotros en
la casa; aunque siempre que le vi llevaba el
traje de campaña, Puttick fue un gran
sirviente y cocinero. Siempre había otros
soldados fuera de la casa y en las vecinas.
¡Estaba claro que se nos protegía o éramos
prisioneros!
Puttick sirvió la cena alrededor de las siete.
Nebogipfel no se unió a nosotros. Pidió agua
y un plato de vegetales crudos; y se quedó en
el cuarto de estar, con las gafas todavía sobre
la cara peluda, oyendo el fonógrafo y
estudiando las revistas.
La cena resultó sencilla pero deliciosa, con
un plato principal parecido a la carne asada
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