Page 390 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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ocultos por el parpadeo insensato de la
imágenes.
Y así lo dejé; sentí un extraño impulso de
piedad y cerré la puerta de su oficina con
suavidad.
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EL COCHE DEL TIEMPO
Kurt Gödel estaba de pie frente a la ventana
sin cortinas de su oficina, con los brazos
cruzados.
—Al menos, todavía no ha llegado el gas —
dijo sin preámbulos—. Una vez vi el
resultado de un ataque con gas. Resulta que
fue lanzado por bombarderos ingleses sobre
Berlín. Vino por Unter den Linden y por Sieges
Allee, y allí me lo encontré... ¡qué indignidad!
El cuerpo se corrompe con tal rapidez... —Se
volvió y me sonrió con tristeza—. El gas es
muy democrático, ¿no cree?
Me acerqué a él.
—Profesor Gödel. Por favor... Sabemos que
tiene plattnerita. La vi.
Como respuesta, caminó con rapidez hacia
un armario. Pasó a menos de tres pies de
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