Page 409 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
P. 409
heridos. ¡Ni siquiera tenemos ropa de abrigo!
¿Cuánto tiempo podremos sobrevivir en esta
helada nave del tiempo! ¿Unos días?
¿Menos?
Nebogipfel no contestó.
No soy un hombre que se rinda con facilidad
al destino, e invertí algo de esfuerzo en
estudiar los controles y cables del vehículo.
Pronto descubrí que tenía razón —no había
forma de poder convertir aquel montón de
componentes en un vehículo controlable— y
mis energías, ya de por sí reducidas, se
agotaron pronto. Volví a una cierta apatía.
Atravesamos una vez más una glaciación
breve y brutal; y luego penetramos en un
invierno largo y desolado. Las estaciones
todavía traían hielo y nieve sobre la Tierra,
pero la época del hielo permanente
pertenecía ahora al futuro. Vi pocos cambios
en la naturaleza del paisaje, milenios sobre
milenios: quizás había un lento
enriquecimiento en la textura de la masa de
verde que cubría las colinas. Un cráneo
inmenso —me recordó al de un elefante—
apareció en el suelo no lejos del coche,
blanco, pelado y roto. Permaneció lo
suficiente para adivinar su forma, un
segundo o así, antes de desvanecerse tan
rápido como había aparecido.
409

