Page 411 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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praderas de África, los precursores del
hombre en aquel desolado periodo.
Me retiré a los bancos de madera. Me tendí,
cubriéndome la cabeza con las manos, y
observé el parpadeo de las eras tras la puerta
abierta del coche.
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EL OBSERVADOR
El desolado frío invernal pasó, y el cielo
adoptó una textura jaspeada más compleja.
En ocasiones, la banda oscilante del sol
quedaba cubierta por una concha de nubes
oscuras, incluso durante un segundo.
Florecieron nuevas especies de árboles en el
clima templado: por lo que pude ver, tipos
de hoja caduca, robles, álamos, cedros y
otros. A veces esos antiguos bosques
saltaban sobre el coche, aislándonos en una
penumbra de verde y marrón alternante,
para retirarse, como si se abriese una cortina.
Habíamos llegado a una época de grandes
movimientos terrestres, dijo Nebogipfel. Los
Alpes y el Himalaya estaban siendo sacados
de la tierra, y volcanes inmensos lanzaban
cenizas y polvo al aire, en ocasiones
oscureciendo el cielo durante años. En los
océanos, dijo el Morlock, navegaban grandes
tiburones, de dientes como dagas. Y en
África, los ancestros de la humanidad
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