Page 416 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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impulsivo, un poco absurdo —¡como yo!— y
muy agradable.
¡Era otra muerte en mis manos!
Todas las charlas de Nebogipfel sobre la
multiplicidad de los mundos —todos los
posibles argumentos de que el Moses que yo
había conocido no estaba destinado,
finalmente, a ser yo, sino otra variante de
mí—, nada de eso planteaba ninguna
diferencia en la forma en que me sentía.
Mis pensamientos se disolvieron en
fragmentos medio coherentes —luché por
mantener los ojos abiertos, temiendo no
volver a despertar—, pero una vez más,
consumido por la confusión y la pena,
dormí.
Me despertó mi nombre, pronunciado en la
forma líquida y gutural de los Morlocks. El
aire estaba tan cargado como antes, y un
nuevo dolor, producido por el calor y la falta
de oxígeno, buscaba hueco en mi cerebro
enfrentado a los residuos de heridas pasadas.
Los ojos destrozados de Nebogipfel eran
enormes en aquel ambiente arbóreo.
—Mira a tu alrededor—dijo.
La vegetación se apretaba con la misma
persistencia que antes —y aun ahora la
textura parecía diferente—. Descubrí que —
con cuidado— podía seguir la evolución de
una sola hoja en las ramas repletas. Cada
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