Page 423 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Durante un instante me paralizó la sorpresa.
El pico curvo se abrió de golpe, los ojos
redondos se fijaron en mí con todos los sig‐
nos de la inteligencia.
Entonces, con un fuerte picado, la gran
cabeza se hundió y cerró el pico alrededor de
la pierna del Morlock. Nebogipfel gritó, y sus
pequeños dedos arañaron la tierra, y trozos
de hojas se le pegaron al pelo.
Me eché hacia atrás y acabé con la espalda
contra un tronco.
Ahora, con un crujido de ramas rotas, el
cuerpo de la bestia salió de la vegetación
ante mi vista. Tenía unos siete pies de alto, y
estaba cubierto de plumas negras y
escamosas; las patas eran robustas, con pies
fuertes, y estaban cubiertas de una piel
amarilla y arrugada. Unas alas residuales,
desproporcionadamente pequeñas para el
inmenso torso, golpeaban el aire. El pájaro
tiró de la cabeza arrastrando al pobre
Morlock por el suelo.
—¡Nebogipfel!
—Es un Diatryma —gritó—. Un Diatryma
Gigantica, yo... ¡oh!
—No me importa su filogenia —grité—,
¡huye!
—Me temo... no puedo... ¡oh!
Una vez más, sus palabras se convirtieron en
un aullido inarticulado de angustia.
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