Page 428 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
P. 428
bórea de hojas y ramas excluía la luz del sol,
aunque eso no parecía impedir el
crecimiento en el suelo.
La bóveda arbórea estaba repleta de vida.
Epífitas —orquídeas y enredaderas—
colgaban de la corteza de los árboles y las
lianas caían de las ramas. Había gran
cantidad de aves y colonias de criaturas que
vivían en las ramas: monos y otros primates
(pensé al primer vistazo).
Había una criatura parecida a una marta, de
unas ocho pulgadas de largo, de
articulaciones flexibles y una cola rica y
esponjosa, que emitía un sonido ronco. Otro
animal trepador era bastante grande —quizá
de una yarda de largo—, con garras y cola
prensil. No huyó al verme; en su lugar, se
agarró a la parte baja de una rama y me miró
calculador.
Seguí caminando. La fauna local desconocía
al hombre, pero estaba claro que había
desarrollado fuertes instintos de
autopreservación gracias a la presencia del
Diatryma de Nebogipfel y, sin duda, otros
depredadores, y no se dejarían cazar con
facilidad.
A medida que mis ojos se acostumbraban al
fondo boscoso, encontré el camuflaje y el
engaño por todas partes. Una hoja podrida,
por ejemplo, estaba pegada al tronco de un
428

