Page 445 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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sus gafas rotas. Me trajo más agua, y con la
boca húmeda le dije:
—¿Cuánto tiempo?
—Tres días.
Tuve que evitar un escalofrío al oír su
extraña voz líquida. Podrían pensar que a
esas alturas ya me habría acostumbrado al
Morlock; pero después de pasar tres días
acostado indefenso, ¡fue un shock recordar
que estaba aislado en un mundo hostil sólo
con la compañía de un extraño del futuro
lejano!
Nebogipfel me hizo algo de sopa. Cuando
terminé de comer, el sol ya no estaba, y la
única luz provenía de una rodaja de luna que
colgaba del cielo. Nebogipfel se había
quitado las gafas, y podía ver sus enormes
ojos rojo grisáceo flotando por la oscuridad
del refugio como la sombra traslúcida de la
luna.
—¿Lo que quiero saber es —dije— qué me
hizo enfermar?
—No estoy seguro.
—¿No estás seguro?
Me sorprendió aquella inusual admisión de
limitaciones, ya que la amplitud y
profundidad de conocimientos de
Nebogipfel era extraordinaria. Yo imaginaba
la mente de un hombre del siglo diecinueve
como algo análogo a un viejo taller: lleno de
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