Page 449 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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el Paleoceno, puede que hubiese estado
preparado para la tormenta.
El día había sido más pesado y húmedo de lo
normal, y el aire cerca del mar tenía esa
extraña cualidad que se asocia con los
próximos cambios de tiempo. Aquella tarde,
cansado por el trabajo e incómodo, me alegré
de dejarme caer en el jergón; pero el calor era
tan intenso que el sueño tardó en llegar.
Me despertó el lento repiqueteo de las gotas
de lluvia que caían sobre el techo de palmas.
Podía oír la lluvia cayendo en el bosque —
balas de agua que martilleaban las hojas— y
golpeando la arena de la playa. No podía oír,
o ver, a Nebogipfel; era la hora más oscura
de la noche.
Luego la tormenta cayó sobre nosotros.
Era como si se hubiese abierto una tapa en el
cielo. Galones de agua se lanzaban hacia
abajo, empujando en un momento el techo
de palmas. El débil refugio se desmoronó a
mi alrededor, y quedé completamente
empapado; todavía estaba de espaldas, y
miraba la trayectoria de las gotas de lluvia
que llegaban desde el cielo oscurecido por
las nubes.
Luché por ponerme en pie, pero las palmas
húmedas me lo impedían, y mi jergón se
convirtió en un pantano de barro. Pronto
quedé cubierto de barro y detritus, y con la
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