Page 517 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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repulsión y el horror que me producían la
nariz y las orejas destrozadas.
—Agua. Por amor de Dios... agua...
Era Hilary Bond.
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EL RELATO DE BOND
Stubbins y yo nos quedamos con Hilary
durante algunas horas, dándole sorbos de
agua. Periódicamente Stubbins salía en
rondas circulares por el bosque, gritando
para llamar la atención de más super‐
vivientes. Intentamos curar las heridas de
Hilary con el equipo de primeros auxilios de
Stubbins; pero su contenido —bueno para
cortes y arañazos— no podía tratar
quemaduras tan intensas y severas como las
de Hilary:
Hilary estaba débil, pero coherente, y pudo
hacer un relato racional de lo que había visto
del bombardeo.
Después de dejarme en la playa, había ido
por el bosque todo lo rápido que podía. No
estaba ni a una milla del Messerschmitt.
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