Page 538 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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                     LA FUNDACIÓN DE PRIMER LONDRES





                  A  pesar  de  las  terribles  calamidades  que

                  habían  sufrido,  los  colonos  eran  jóvenes


                  resistentes, y podían tener un gran estado de


                  ánimo. Gradualmente —una vez terminadas

                  las  muertes  por  radiación,  y  una  vez  que


                  quedó  claro  que  no  nos  moriríamos  de


                  hambre  o  acabaríamos  en  el  mar—  se  hizo


                  evidente un cierto buen humor.

                  Una  tarde,  con  las  sombras  de  los


                  dipterocarpos  extendiéndose  hacia  el  mar,


                  Stubbins  me  encontró  sentado,  como  era

                  habitual, al borde del campamento, mirando


                  el resplandor del cráter del bombardeo. ¡Con


                  timidez  dolorosa  me  preguntó  —para  mi


                  sorpresa— si quería unirme a un partido de

                  fútbol!  Mis  protestas  de  que  jamás  había


                  jugado  un  partido  no  sirvieron  de  nada,  y


                  pronto me encontré caminando por la playa,

                  hacia  el  lugar  donde  habían  marcado  un


                  campo  simple  y  con  postes  —restos  de


                  madera  de  la  construcción  del  salón—  que


                  servían de portería. La «pelota» era un fruto

                  de  palmera,  vacío  de  leche,  y  ocho  de







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