Page 542 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Se rió de mí y puso sus manos llenas de
cicatrices sobre mis brazos.
—Mi querido amigo —dijo—, has navegado
por los mares del Espacio y el Tiempo, has
cambiado muchas veces la historia; eres un
genio más allá de toda duda... y aun así, ¡qué
poco conoces a la gente!
Sentí vergüenza.
—¿Qué quieres decir?
—Piénsalo. —Se pasó la mano por el cráneo
pelado, donde había retazos de pelo gris—.
Somos trece, sin contar a tu amigo Nebogip‐
fel. Y, de los trece, ocho son mujeres y cinco
hombres. —Me miró—. Y eso es todo lo que
tenemos. No hay una isla más allá del
horizonte de la que puedan venir más
jóvenes a desposar nuestras doncellas...
»Si hacemos matrimonios estables, si
adoptamos la monogamia como sugieres,
entonces nuestra pequeña sociedad pronto se
desmoronaría. Ya que, está claro, ocho y
cinco no se emparejan. Por lo tanto, creo que
una cierta libertad es apropiada. Por el bien
de todos. ¿No crees? Y además, es bueno
para la «diversidad genética» sobre la que
tanto nos adoctrina Nebogipfel.
Estaba sorprendido; ¡no por (lo creía
sinceramente) las dificultades morales, sino
por lo que tenía de calculador!
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