Page 607 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
P. 607
parecía que mirando el interior de la
pirámide con algún tipo de dispositivo
ocular, estaba Nebogipfel.
Me eché adelante, y extendí los brazos con
placer. Pero el Morlock se limitó a quedarse
de pie, paciente, y no reaccionó ante mi
presencia.
—Nebogipfel—dije—, no sabes lo feliz que
me siento de haberte encontrado. Creía que
me volvería loco, ¡loco de soledad!
Vi que uno de sus ojos —el dañado— estaba
cubierto por un dispositivo ocular; el tubo se
extendía hacia la pirámide, mezclándose con
el cuerpo del objeto, y el conjunto se movía
con el minúsculo movimiento como de
hormigas que caracterizaba a la pirámide. Lo
miré con algo de repulsión, porque no me
gustaría que me hubiesen colocado un
dispositivo así en mi ojo.
El otro ojo desnudo de Nebogipfel, grande y
rojo grisáceo, giró hacia mí.
—De hecho, fui yo el que te encontró a ti, y
pedí verte. Y cualquiera que sea tu estado
mental, al menos veo que estás bien —dijo—.
¿ Las partes congeladas, cómo van?
Me quedé confundido.
—¿Qué partes congeladas? —Me palpé la
piel, pero sabía muy bien que estaba ileso.
607

