Page 614 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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profundo, no podía acometer un estudio de
la estructura interna de la pirámide.
Noté cierto grado de actividad en el borde
inferior de la pirámide. Al agacharme, vi que
pequeñas comunidades de cilios metálicos —
del tamaño de hormigas, o más pequeños—
dejaban continuamente el Constructor.
Por lo general, los trozos caídos parecía que
se disolvían al tocar el suelo; sin duda, se
dividían en componentes demasiado
pequeños para verlos; pero en ocasiones
observé que los trozos del Constructor se
alejaban más y más por el suelo, nuevamente
como hormigas, hacia un destino
desconocido. De forma similar, grupos de
cilios surgían del suelo, trepaban por las
faldas del Constructor y se unían a su
sustancia, ¡como si siempre hubiesen sido
parte de él!
Le comenté todo eso a Nebogipfel.
—Es sorprendente —dije—, pero no es difícil
imaginar lo que pasa. Los componentes del
Constructor se unen y se separan por sí
mismos. Corren por el suelo, e incluso, por lo
que sé o puedo ver, vuelan por el aire. Los
trozos sueltos deben de morir, de alguna for‐
ma, si son defectuosos, o unirse al cuerpo
brillante de otro desafortunado Constructor.
»Maldita sea —dije—, el planeta debe de
estar cubierto por una capa delgada de esos
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