Page 640 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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humanos jamás hubiesen podido ser
transportados al Paleoceno. Ahora no
deberíamos estar sentados sobre cincuenta
millones de años de modificación inteligente
del cosmos.
—Eso lo entiendo —dije perdiendo la
paciencia—. ¿Pero qué tiene todo eso que ver
con la mesa?
—Mira. —Dejó que la bola corriese por la
mesa—. Aquí está la bola. Debemos imaginar
muchas historias, un ramillete de ellas, ro‐
deando la bola en todo momento. Por
supuesto, la historia más probable es la que
contiene la trayectoria clásica. Pero otras
historias, vecinas pero muy divergentes,
existen en paralelo. Incluso es posible,
aunque muy improbable, que en una de esas
historias la agitación térmica de las
moléculas de la bola hagan que salte en el
aire y te golpee en el ojo.
—Muy bien.
—Ahora... —Recorrió con el dedo el borde
de una de la troneras más cercana—: Esta
incrustación verde es una pista.
—Es plattnerita.
—Sí. Las troneras actúan como Máquinas del
Tiempo en miniatura... limitadas en campo
de acción y tamaño, pero muy efectivas. Y,
como ya sabemos por experiencia, cuando
opera una Máquina del Tiempo, cuando los
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