Page 247 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Casi a mitad de camino. Ensanchó el sendero con sus


        llamas. Ahora está corriendo como por una senda grande.

        Quema todos los obstáculos. Está abriendo un buen sen‐

        dero.


           Sam bajó una palanca y ajustó un dial, leyendo los indi‐

        cadores ante él. Un estremecimiento recorrió la nave.


           –¿Estás listo? –preguntó Taraka.

           –No puedo despegar en frío. Tiene que calentarse. Ade‐

        más, este tablero de instrumentos es más complicado de lo


        que había imaginado.

           –Tenemos muy poco tiempo.

           –Sí.


           Desde una cierta distancia les llegó el sonido de varias

        explosiones por encima del creciente gruñir del carro. Sam


        subió la palanca un punto y reajustó el dial.

           –Intentaré retrasarlos –dijo el rakasha, y desapareció del

        mismo modo que había llegado.


           Sam empujó la palanca otros dos puntos, y en algún lugar

        algo zumbó y murió. La nave quedó en silencio.

           Bajó la palanca de nuevo a su posición inicial, hizo girar


        el dial, pulsó otra vez el botón.

           Al cabo de un momento repitió la operación, y el ronro‐

        neo se convirtió en un suave zumbido.


           –Desaparecido –dijo Taraka–. Muerto.

           –¿Qué? ¿Quién?


           –El que enviamos a detener al Señor de las Llamas. Ha

        fracasado.

           Hubo más explosiones.




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