Page 245 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–¡Entonces no puede hacerse nada más! ¡Quédate con no‐


        sotros! Necesitamos tu ayuda para otro asunto.

           Se apresuró delante de ellos, una cuña carmesí que ilumi‐

        naba su camino.


           Rodearon el pozo y corrieron túnel arriba. Cuando llega‐

        ron a su final, empujaron la puerta y salieron al reborde. El


        rakasha  que  les  había  precedido  en  el  camino  cerró  la

        puerta de un golpe tras ellos y dijo:

           –¡Nos persiguen!


           Sam saltó del reborde. Mientras caía, la puerta resplande‐

        ció por un instante, luego se fundió sobre ellos.

           Con la ayuda del segundo rakasha, descendieron toda la


        distancia hasta la base de Channa y subieron por un sen‐

        dero y doblaron un recodo. El pie de una montaña les ocul‐


        taba ahora de los dioses. Pero la roca estalló en llamas al

        instante siguiente.

           El segundo rakasha saltó muy alto en el aire, giró sobre sí


        mismo y desapareció.

           Corrieron por el sendero, camino del valle donde se ha‐

        llaba  el  carro.  Cuando  lo  alcanzaron,  el  rakasha  había


        vuelto.

           –Kali y Yama y Agni descienden –informó–. Shiva se ha

        quedado atrás, protegiendo el corredor. Agni conduce la


        persecución. El Hombre de Rojo ayuda a la diosa, que co‐

        jea.


           Ante ellos, en el valle, estaba el carro del trueno. Estili‐

        zado,  sin  adornos,  de  color  bronce,  aunque  no  era  de

        bronce, se erguía en medio de una gran llanura herbosa.




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