Page 90 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Sí –dijo Jan–. Aparecieron hará unos dos años, soñadas


          por el joven Leonardo, una noche, sobre un vaso pequeño

          de soma. Ahora que la idea del karma ha cuajado, estas má‐

          quinas  son  mejores  que  los  recaudadores  de  impuestos.


          Cuando el señor ciudadano se presenta en la clínica del

          dios, en la iglesia elegida por él, en la vigila de su sexagé‐


          simo aniversario, se dice que sus plegarias se cuentan tanto

          como sus pecados para decidir la casta en la que debe en‐

          trar, así como la edad, el sexo y la salud del cuerpo que va


          a recibir. Precioso. Pulcro.

             –No pasaré la sonda –dijo Sam– por muy larga que pueda

          ser mi lista de oraciones. Se echarán a reír cuando llegue‐


          mos a los pecados.

             –¿Qué tipo de pecados?


             –Pecados que aun tengo que cometer, pero que ya están

          escritos en mi mente a medida que los voy pensando ahora.

             –¿Piensas oponerte a los dioses?


             –Sí.

             –¿Cómo?

             –Todavía no lo sé. Empezaré, sin embargo, entrando en


          contacto con ellos. ¿Quién es su jefe?

             –No  puedo  nombrarte  ninguno.  Quien  manda  es  Tri‐

          murti, es decir, Brahma, Vishnu y Shiva. Cuál de esos tres


          es el auténtico jefe en un momento determinado es algo

          que no puedo decir. Algunos dicen que Brahma.


             –¿Quiénes son, en realidad? –preguntó Sam.

             Jan agitó la cabeza.







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