Page 95 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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grotesca,  emparrados  tejidos  con  gloria  matutina,  estan‐


        ques de azules lirios de agua, ristras de perlas que pendían

        de anillos de oro blanco, lámparas con forma de muchacha,

        trípodes donde ardían aromáticos ungüentos y una estatua


        con  ocho  brazos  de  una  diosa  azul  que  tocaba  la  vina

        cuando uno se dirigía apropiadamente a ella.


           Brahma entró en el pabellón y lo cruzó hasta la pantalla

        de cristal junto a la que se retorcía una naga de bronce, con

        la cola entre los dientes. Activó el mecanismo de respuesta.


           Hubo la clásica nieve de la estática, y luego la pantalla

        mostró  el  rostro  del  sumo  sacerdote  de  su  Templo  en

        Mahartha. El sacerdote se dejó caer de rodillas y tocó tres


        veces el suelo con la marca de su casta.

           –♪ De los cuatro órdenes de dioses y las dieciocho huestes


        del Paraíso, el más poderoso es Brahma –salmodió el sacer‐

        dote–. ♪ Creador de todo, Señor del Alto Cielo y de todo lo

        que hay debajo. ♪ Un loto brota de tu ombligo, tus manos


        acarician los océanos, tus pies abarcan con tres zancadas

        todos los mundos. ♪ El tambor de tu gloria despierta el te‐


        rror en los corazones de tus enemigos. ♪ Sobre tu mano de‐

        recha se halla la rueda de la ley. ♪ Contienes las catástrofes,


        utilizando una serpiente como cuerda. ♪ ¡Salve! ♪ Acepta la

        plegaria  de  tu  sacerdote.  ♪  ¡Bendíceme  y  óyeme,  oh


        Brahma! ♪

           –Levántate... sacerdote –dijo Brahma, que había olvidado

        su nombre–. ¿Qué de suma importancia te ha impulsado a


        llamarme de este modo?






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