Page 99 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
P. 99

Sam hizo lo indicado, y cuando miró de nuevo, Brahma


        estaba sentado en un alto trono tallado en mármol rojo, con

        un parasol a juego abierto encima.

           –Eso parece más bien incómodo –observó.


           –El  almohadón  es  de  gomaespuma  –respondió  el  dios,

        sonriendo–. Puedes fumar, si quieres.


           –Gracias –Sam extrajo su pipa de la bolsa de su cinturón,

        la cargó cuidadosamente y la encendió.

           –¿Qué has estado haciendo todo este tiempo, desde que


        abandonaste el lugar de descanso del Cielo? –preguntó el

        dios.

           –He estado cultivando mis propios jardines –dijo Sam.


           –Hubiéramos podido emplearte –dijo Brahma– en nues‐

        tra  sección  hidropónica.  Por  cierto,  quizá  aún  podamos.


        Cuéntame más de tu estancia entre los hombres.

           –Cacerías de tigres, disputas fronterizas con reinos veci‐

        nos, mantener alta la moral del harén, un poco de investi‐


        gación botánica, cosas así..., la esencia de la vida –dijo Sam–

        . Ahora mis poderes menguan, y busco una vez más la ju‐

        ventud. Pero, para conseguirla de nuevo, tengo entendido


        que mi cerebro debe ser violentado. ¿Es eso verdad?

           –En cierto modo –dijo Brahma.

           –¿Con qué fin, puedo preguntar?


           –Para que fracase el mal y el bien prevalezca –dijo el dios,

        sonriendo.


           –Supongamos que yo pertenezco al mal –preguntó Sam–

        . ¿Qué forma adoptará mi fracaso?







                                                                                                              99
   94   95   96   97   98   99   100   101   102   103   104