Page 96 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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El sacerdote se puso en pie, lanzó una rápida mirada a la
chorreante persona de Brahma y apartó de nuevo la vista.
–Señor –dijo el sacerdote–, no era mi intención llamarte
mientras estabas en el baño, pero hay uno de tus adorado‐
res aquí que desea hablar contigo, de un asunto que consi‐
dero de gran importancia.
–¡Uno de mis adoradores! Dile que Brahma, el que todo
lo oye, lo oye todo, ¡e indícale que me rece de la forma or‐
dinaria, en el Templo adecuado!
La mano de Brahma avanzó hacia el interruptor, luego se
detuvo.
–¿Cómo ha llegado a saber de la línea Templo‐Cielo? –
inquirió–. ¿Y de la comunión directa de santos y dioses?
–Dice –respondió el sacerdote– que es de los Primeros, y
que debo transmitir el mensaje de que Sam quiere hablar
con Trimurti.
–¿Sam? –dijo Brahma–. Seguro que no es... ¿ese Sam?
–Es aquel al que llamaban Siddhartha, el Atador de los
Demonios.
–Aguarda mi gracia –dijo Brahma– mientras cantas los
versículos apropiados de los Vedas.
–Entiendo, mi Señor –dijo el sacerdote, y se puso a cantar.
Brahma se retiró a otra parte del pabellón y permaneció
unos instantes inmóvil ante su guardarropa, decidiendo
qué ponerse.
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