Page 101 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Tu cerebro no será sondeado. Los Maestros serán adver‐
tidos de que deben servirte rápido y bien. Se enviará una
máquina volante para trasladarte al Cielo.
–Esto merece pensarlo un poco –dijo Sam–. Siento debili‐
dad hacia este mundo, aunque esté sumido en una era de
oscuridad. Por otra parte, esa debilidad no me servirá para
gozar de las cosas que deseo, si se decreta que debo morir
la muerte real o tomar la forma de un mono y vagabundear
por las junglas. Pero tampoco me siento atraído por la per‐
fección artificial tal como existía en el Cielo la última vez
que lo visité. Quédate conmigo un momento mientras me‐
dito.
–Considero presuntuosa esta indecisión –dijo Brahma–,
cuando a uno acaban de hacerle una oferta así.
–Lo sé, y quizá pensara como tú si nuestras posiciones es‐
tuvieran invertidas. Pero si yo fuera Dios y tú fueras yo,
creo que extendería un momento de piadoso silencio mien‐
tras un hombre toma una decisión importante relativa a su
vida.
–¡Sam, eres un regateador imposible! ¿Quién más me
mantendría esperando mientras su inmortalidad pende en
la balanza? Supongo que no pensarás negociar conmigo.
–Bueno, procedo de una larga dinastía de comerciantes
en slagartos..., y hay algo que deseo muy intensamente.
–Que es...
–Como sabes muy bien, dejé de asistir a las antiguas
reuniones del Consejo hará más de un siglo, porque se ha‐
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