Page 508 - Hijos del dios binario - David B Gil
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su presencia aún más amenazadora.
—No sé quién es usted ni qué hace aquí —dijo
Girard, intentando no parecer demasiado
intimidado—, pero si no se va de mi casa ahora
mismo...
—No se moleste —lo interrumpió el extraño—.
No hablo su idioma y no sé si usted habla algo del
mío. En cualquier caso, encontraremos una forma
de entendernos.
El intruso avanzó hacia él, lo que le hizo
retroceder hasta toparse contra la pared a su
espalda.
—Siéntese, por favor. —Y aquel hombre, como
si fuera él el anfitrión, le ofreció una silla junto a la
mesa del comedor—. Mi nombre es Bastian Knocht
y sé que el suyo es Arturo Girard. ¿Cómo lo sé?, se
preguntaría si entendiera lo que le estoy diciendo,
lo sé porque ayer cometió el error de llamar
insistentemente al teléfono desconectado de una
amiga suya.
Girard sabía que debía salir de allí a toda costa,
escapar antes de que el intruso se interpusiera entre
él y la salida. Sin embargo, el miedo había rebasado
su capacidad de raciocinio. El temor lo hacía actuar
como una presa sumisa, obediente aunque ello
supusiera ceñirse él mismo la soga en torno al
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