Page 627 - Hijos del dios binario - David B Gil
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era  terrible,  pero  Alicia  abusó  de  él  a  fin  de


           combatir  el  sueño  que  amenazaba  con  derrotarla.


           Por  su  parte,  Lulú  demostró  ser  una  buena


           conversadora  que  supo  mantener  su  atención



           hablándoles  de  la  ciudad,  de  negocios  y  de


           anécdotas  sobre  anteriores  visitas  de  Daniel.


           Llegado el momento, miró el reloj de pulsera que


           rodeaba  su  delgada  muñeca  y  anunció  que  los


           comercios  de  Orchard  Road  estaban  a  punto  de


           abrir.


                  Fueron  hasta  la  planta  de  aparcamientos  y



           subieron  al  coqueto  utilitario  de  Lulú,  pero  solo


           cuando  emergieron  al  nivel  de  la  calle,  Alicia


           comprobó  que  Singapur  era  diferente  a  cuanto


           había conocido. «Sofisticada» no era la palabra, se


           trataba más bien de un exceso arquitectónico ajeno


           a toda inhibición.


                  No  pudo  evitar  perderse  en  la  contemplación


           de las colosales torres que flanqueaban las avenidas


           y rasgaban la línea de costa. Eran el testimonio de



           una  metrópolis  que  no  podía  extenderse  en


           superficie y había decidido crecer hacia las nubes.


           Por debajo de ellas, encastradas en los rascacielos,


           destacaban  las  inmensas  pantallas  que  exudaban


           publicidad a través de millones de píxeles.


                  Lulú  puso  algo  de  música  en  el  equipo  de




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