Page 40 - EL CORAZON DE LA REVOLUCION
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Amenofis III tomó una decisión muy drástica y mandó
decapitar a ese Maestro. Esto generó un gravísimo
altercado con su cuñado que desencadenó en su retiro
del mando de los ejércitos de Egipto y el nombramiento
de otro General.
El ejército reaccionó con un gran malestar en todos
los mandos. Sin embargo la situación ya no tenía arreglo.
La reina Thie quiso mediar entre su marido y su hermano,
pero esta vez, hasta ella fracasó. Orgullos y honores heridos
que ya no tenían cura.
Los sacerdotes y consejeros faraónicos no tenían
simpatía por Jay. Al ser descendiente de tribus abrahamitas,
decían que seguía adorando al dios de Abraham, que no
era egipcio ya que su nombre era semítico y que tenía la
misma brutalidad de sus ancestros. Alguien dijo haber visto
como Jay escupió sobre el dios Anubis. Nunca se supo si
fue verdad, pero él lo negó. Cuando un árbol cae, todos
saltan sobre él y hasta lo hacen astillas.
Jay estaba viviendo el peor momento de su vida. Su
hermana estaba muy preocupada por él, pero se sentía
impotente para ayudarlo. Le enviaba mensajes y
mensajes, pero no recibía respuesta alguna. Ella seguía
defendiendo el honor de su hermano, en sus discursos
siempre elogiaba su obra como militar, sus conquistas y
mencionaba las batallas y guerras en las que había logrado
la victoria para Egipto.
Tal vez como consecuencia de esta difícil situación, la
salud de Amenofis III empieza a quebrarse. Primero una
enfermedad en el estómago y luego su corazón.
Paulatinamente, la reina Thie va asumiendo la mayoría
de las actividades de mando.
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