Page 36 - EL CORAZON DE LA REVOLUCION
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del triunfo del muchacho. Amenofis sintió que era igual a
los demás jóvenes de su edad. Eso mejoró mucho su
autoestima. Pero cuando la Reina Thie se enteró de la
hazaña de su hijo, hubo un gran escándalo en el Palacio.
Fue una gran comedia que por mucho tiempo todos
comentaban y reían de la forma en que la reina castigó
con una vara al General de todos los ejércitos de Egipto.
Pasó tiempo antes de que Thie volviera a dirigirle la
palabra.

    Por su lado, Amenofis III estaba, por primera vez, feliz
con su hijo. Quizás, muy en el fondo la reina también lo
estaba, pero como era muy caprichosa no cedía ni un
paso de su posición. Según ella debería haber una
Iniciación más civilizada para los príncipes y no tan salvaje
como la que hacen los nativos de más allá de la quinta
catarata del Nilo.

    Jay continuó acompañando la formación de su
sobrino y se transformó en su primer Maestro de Vida.
Siempre trataba de corregir sus modos afeminados y le
enseñó una de las artes más importantes que debe
aprender un futuro Faraón: cómo dirigir.

    Un día caminaban juntos y encontraron niños
abandonados, sentados en el piso y muy sucios.

    –¿Por qué esos niños están tan abandonados y parece
que no tienen comida? –preguntó Amenofis

    –Estos son los grandes problemas que cuando tú
gobiernes tendrás que solucionar.

    –Y los voy a solucionar. En mi reino no habrá hambre
ni niños abandonados dentro de esa miseria.

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