Page 37 - EL CORAZON DE LA REVOLUCION
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En otro de sus paseos, Amenofis pregunta
    –Vi un campesino que tenía su buey y muy cerca
otro que no lo tenía. Estaba solo con su mujer. Y él
mismo hacía de buey. ¿Por qué algunos tienen animales
para labrar y otros tienen que transformarse ellos en
animales?
    –No te puedo responder eso. Tal vez uno perdió su
buey porque se le ha muerto y el otro lo conserva porque
lo cuida mejor. No lo sé, pero todas estas situaciones debes
guardarlas para que cuando te toque reinar, puedas buscar
las soluciones.
    –También he visto al pasar por una quinta, muchas
frutas caídas que nadie las recoge. Esas frutas las
aprovecharían bien aquellos niños hambrientos que
vimos. ¿No hay hombres que junten frutas para distribuir
a los que necesitan?
    –Con las últimas guerras perdimos muchos hombres
jóvenes y fuertes. Los que quedaron son necesarios en el
ejército, para cuidar el Imperio.
    Continuaron caminando un largo rato en silencio.
Seguramente el joven pensaba: “El día que yo gobierne
van a cambiar muchas cosas, incluso donde manda mi
tío. No necesitamos tener tantos soldados en tiempos de
paz y que nuestras quintas estén desatendidas y los niños
sufran hambre. No”.

    –Muchas cosas tienen que cambiar y cambiarán. Con
la ayuda de los dioses o sin ella. Más vale tener un solo
Dios que sirva y ayude a Egipto y no tantos, que dejan
que haya hambre e injusticias. Lo único que hacen es

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