Page 37 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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de la praxis humana es una referencia de la acción humana (Queiroz, 2014; Brzezinski; Garrido,
                 2006). Esa comprensión continúa siendo buscada.

                 El foco histórico-conceptual

                        Basándose  en  el  foco  paradigmático,  fue  posible  comprehender  que  el  proyecto  de
                 cientificidad demanda de los profesores la función de forjar sujetos que respondan apropiadamente
                 a los impactos de los cambios advientos del sistema capitalista. Eso proyecto también responde a
                 un ciclo sociohistórico, lo cual ha criado políticas economicistas globalizadoras. Eso ciclo se empezó
                 en la década del 1990, cuando los profesores fueron llamados para asumieren un nuevo rol, que era
                 más técnico, delegado por lo paradigma de la racionalidad técnica. Eso acabó difundiendo la idea
                 de que había una solución técnica para todos los problemas educacionales.
                        Al  contrario  de  aquella  época,  se  empezaron  varios  cuestionamientos  sobre  el  proceso
                 formativo consolidado. El rol de las discusiones incluía representantes de la universidad pública y
                 de las asociaciones científicas y políticas  del área educacional, como la Asociación  Nacional de
                 Posgrado  e  Investigación  en  Educación  (ANPEd)  y  la  Asociación  Nacional  de  Formación  de
                 Profesores  (Anfope),  que  ya  parecían  preocupados  con  la  cualidad  de  la  formación  y
                 profesionalización  docente  (Queiroz,  2014;  Brzezinski;  Garrido,  2006).  La  preocupación  con  la
                 cualidad de la educación prestada se asociaba a la aprehensión con su conversión en mercadoría,
                 considerada “como un servicio prestado al mundo económico” (Maués, 2003, p. 106). Cuando el
                 entendimiento de la educación y de la suya función se cambiaba, el rol social de profesores también,
                 como consecuencia, se cambiaba.
                        En  la  secuencia  histórica,  el  foco  de  las  políticas  públicas  fue  direccionado  a  la
                 reconfiguración del rol social del profesor, con el abandono definitivo del modelo de formación que
                 cumplía las necesidades de la educación como bien social. Eso movimiento fue reforzado con la
                 producción  de  documentos  oficiales,  leyes,  decretos  y  directrices,  que  mantenían  el  foco  en  la
                 formación  y  profesionalización  docente,  y  por  lo  tanto  ambas  ganaban  nuevos  sentidos,  más
                 neoliberales.  Esos  sentidos  explicitaban  una  formación  de  carácter  técnico  e  instrumental,
                 preferencialmente aligerada y con pocos costos, para formar un “prestador de servicios” que puede
                 atender a las necesidades de una educación como mercadoría de utilidad económica.
                        Conforme Shiroma y Evangelista (2003c), lo mismo ocurrió con las publicaciones brasileñas
                 del  Fundo  de  las  Naciones  Unidas  para  la  Infancia  (United  Nations  International  Children's
                 Emergency Fund – UNICEF) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia
                 y  Cultura  (United  Nations  Educational  Scientific  and  Cultural  Organization  –  UNESCO).  Para  las
                 autoras, las publicaciones no tenían más como foco la formación docente y empezaban a referenciar
                 la retórica de la profesionalización, que refuerza un modo de producirse un profesor competente y
                 barato  para  el  siglo  XXI.  Las  publicaciones  ayudaban  a  comprehender  las  determinaciones
                 históricas  y  las  diversas  relaciones  establecidas  entre  la  formación,  la  profesionalización  y  el
                 contexto más amplio, revelando los propósitos y los intereses políticos que pasaran a coordinar la
                 educación y su cualidad.
                        Eso  significa  que  los  cambios  que  afectan  el  hacer  docente,  actualmente,  encuentran
                 sintonía con las transformaciones que han ocurrido en el mundo laboral desde la reestructuración
                 productiva, la retórica de la profesionalización señaliza la exigencia de investirse en nuevas formas
                 de sociabilidad del capital, que debe cambiar la organización del trabajo y en la su concepción,
                 implicando en una serie de desdoblamientos que impactan el docente y la consolidación de perfiles
                 productivos y de trabajadores.
                        Aun  en  el  período,  hubo  una  provechosa  producción  de  documentos  oficiales  que,  en
                 conjunto,  ayudaran  a  estructurar  una  nueva  visión  del  profesor,  además  de  cooptar  varios



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