Page 38 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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intelectuales en Latino América, como  Tedesco, Casassus, Torres, Mello, los cuales refuerzan la idea
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                 de que los países deberían ocuparse de – o mejor, controlar – la profesionalización de sus docentes,
                 con el intuito de alcanzar la construcción de competencias exigidas por la reorganización del capital.
                 Los  argumentos  de  esos  expertos  neoliberales  fueron  profundamente  contradictorios,  pero
                 ayudaron a entender la razón del foco ter sido direccionado a la cualidad de la educación a los
                 profesores,  desde  una  perspectiva  crítica;  para  ejercerse  total  control  de  suya  formación  y
                 profesionalización.
                        Histórica e ideológicamente, el Estado, al someterse a los dictámenes neoliberales, deliberó
                 políticas direccionadas a la educación, entre las cuales están aquellas relativas a la formación y
                 profesionalización  docente.  En  conjunto,  esas  políticas  legitiman  los  discursos  oficiales  que
                 defienden el control social sobre los resultados de la educación, los cuales ahora se entienden de
                 forma orgánica al profesor y suya actuación. Se puede observar ejemplos del resultado de eso
                 investimento y control en la situación vivenciada por las instituciones de enseñanza: la provocación
                 de disputas entre ellas buscándose adaptar a las exigencias del mercado; la transformación de
                 instituciones públicas a organizaciones sociales, privándolas de su rol social (Chauí, 2013); cuanto
                 a los profesores, ellos discuten por bonos y reconocimientos, fortaleciendo la lógica empresarial de
                 concurrencia y competitividad; cuanto a los sujetos en período de formación, ellos conviven con la
                 retórica de cualidad de formación que sigue los dictámenes de la hegemonía. En eso sentido, la
                 formación y consecuentemente la profesionalización,  en su mejor desempeño, forja  el “operario
                 docente”, el “prestador de servicios” que el capital desea. En su peor desempeño, hay un prejudicio
                 a  los  profesores,  los  cuales  se  tornan  víctimas  de  la  desintelectualización  y  posterior
                 proletarización.
                        Este  proceso  continúa  fortalecido  por  documentos  oficiales.  En  el  Plano  Nacional  de  la
                 Educación (2014-2024), por ejemplo, se refuerzan sistemáticamente las medidas políticas impostas
                 anteriormente, generando reacciones contradictorias que misturan crítica y adhesión. Después de
                 la adhesión, los profesores ayudan a componer el consenso activo, según definido por Neves (2013),
                 lo que incluye comprometerse con la posición política hegemónica. En el área del trabajo docente,
                 eso resulta en la efectuación de la Pedagogía de la Hegemonía y en sus efectos en la formación de
                 los  sujetos.    Desde  la  crítica,  se  obtiene  el  repudio  a  la  reificación  del  consenso  activo,  que  es
                 reforzado por el posicionamiento político contrahegemónico, y la preocupación es centralizada en
                 la lucha por una Pedagogía de la Emancipación, conforme Freire (1997).
                        Esa realidad es revelada por la crítica. Por esa, es posible comprehender que la reciente
                 formación y profesionalización docente son, pero no las son, lo que dicen ser y que, en la dinámica
                 instituida,  el  profesor  es  un  operario  sin  intelectualidad  y  proletarizado.  El  proceso  de
                 desintelectualización  expropia  el  docente  de  la  condición  de  sujeto  de  su  conocimiento,  y  la
                 proletarización lo torna un operario, por eso él es vulnerable a la evaluación y al control (Shiroma;
                 Evangelista,  2003d).  Eso  proceso  es  constantemente  reforzado  por  la  retórica  de  la
                 profesionalización, lo que forja una búsqueda insana por un perfil profesional que responda a las
                 necesidades del mercado por la suya competencia (Magalhães, 2014).
                        Por la crítica, con un posicionamiento político contrahegemónico, se ve la posibilidad de
                 construir  un  concepto  de  profesionalización  de  carácter  libertador.  O  sea,  desde  la  dialéctica,
                 profesionalización “[…] implica un conjunto de conocimientos, saberes y capacidades marcado por
                 un continuum de cambios que se confunde con la propia evolución del conocimiento educacional,
                 de las teorías, de los procesos pedagógicos y de la praxis educativa” (Brzezinski; Garrido, 2006, p.
                 44).  Tal  conjunto  de  conocimientos,  saberes  y  capacidades  no  es  un  estanque,  gana  un  nuevo


                 8  Casassus (1995), ver Tarefas da educação; Mello (2002), ver Formação de professores na América Latina e   38
                 Caribe: a busca por inovação e eficiência; Tedesco (1998), ver O novo pacto educativo; Torres (1995), ver  Que
                 (e como) é necessário aprender?
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